La Sombra del Campanario

Hace más de 200 años, el pueblo de San Ánimas vivía en paz, hasta que un extraño llegó buscando refugio. Era un hombre alto y delgado, con ojos oscuros que parecían ver a través del alma. Se presentó como el campanero Ezequiel y ofreció hacerse cargo de las campanas de la iglesia, pues el anterior campanero había desaparecido misteriosamente.

…En el corazón de un pequeño pueblo llamado San Ánimas, existía una iglesia antigua que había resistido el paso de los siglos. Su campanario se alzaba imponente, una figura sombría que dominaba el horizonte. Sin embargo, los lugareños evitaban acercarse a la iglesia al caer la noche. No era solo por el aire frío que siempre envolvía el lugar, sino por las historias que se contaban desde hacía generaciones: la leyenda de la sombra que habitaba el campanario.

El origen de la maldición

Hace más de 200 años, el pueblo de San Ánimas vivía en paz, hasta que un extraño llegó buscando refugio. Era un hombre alto y delgado, con ojos oscuros que parecían ver a través del alma. Se presentó como el campanero Ezequiel y ofreció hacerse cargo de las campanas de la iglesia, pues el anterior campanero había desaparecido misteriosamente.

Ezequiel era hábil en su oficio, y las campanas volvieron a sonar con un esplendor que los habitantes no habían escuchado en décadas. Pero con su llegada también comenzaron los rumores. Los niños decían verlo hablar solo en lo alto del campanario; los perros ladraban hacia la iglesia, incluso cuando estaba vacía. Pronto, los aldeanos empezaron a notar que cada vez que Ezequiel tocaba las campanas a medianoche, alguien en el pueblo moría antes del amanecer.

La gente, aterrada, lo confrontó, pero él solo sonrió y dijo:

—Las campanas no matan, solo llaman a lo que ya está esperando.

Una noche, un grupo de hombres decidió enfrentarlo directamente. Armados con antorchas, subieron al campanario con la intención de echarlo. Lo encontraron de pie junto a las campanas, sus ojos más oscuros que nunca. Antes de que pudieran detenerlo, Ezequiel golpeó la campana principal con una fuerza sobrenatural. El sonido resonó con tal intensidad que los hombres cayeron al suelo, tapándose los oídos. Cuando el eco cesó, Ezequiel había desaparecido. Todo lo que quedó fue una sombra oscura grabada en la pared, con la forma exacta de su silueta.

Los eventos recientes

Con el tiempo, la sombra del campanario se convirtió en una advertencia para todos. Nadie tocaba las campanas después del anochecer, y se evitaba la iglesia durante la madrugada. Sin embargo, hace unos meses, un joven sacerdote, recién asignado a la parroquia, decidió romper con las supersticiones.

—Son solo cuentos para asustar a los niños —dijo el padre Mateo, decidido a restaurar la fe en el pueblo.

Una noche de luna llena, el padre Mateo subió al campanario y tocó las campanas a medianoche. El sonido reverberó por todo San Ánimas, despertando a los vecinos con una sensación de temor indescriptible. Aquella misma noche, varios habitantes aseguraron haber visto una figura alta y oscura caminando por las calles, con los ojos brillando como brasas.

Al día siguiente, el padre Mateo no apareció en la misa. Los feligreses que fueron a buscarlo encontraron su cuerpo en la base del campanario, con el rostro congelado en una expresión de absoluto terror. Sobre su pecho había una marca negra, similar a la sombra del campanario.

La sombra se mueve

Desde entonces, la sombra del campanario ha comenzado a cambiar. Antes, era solo una figura inmóvil en la pared, pero ahora parece desplazarse lentamente cada noche, acercándose cada vez más al borde del campanario. Los lugareños dicen que, cuando finalmente descienda, el pueblo entero estará condenado.

Hay quienes aseguran escuchar susurros cuando pasan cerca de la iglesia al anochecer, como si algo o alguien los llamara desde lo alto. Los más valientes intentaron grabar la sombra con cámaras, pero las imágenes siempre salen distorsionadas, y quienes lo intentaron no han vuelto a ser los mismos: desarrollaron insomnio, alucinaciones y una extraña obsesión por las campanas de la iglesia.

El fin del pueblo

Un anciano, uno de los últimos descendientes de los hombres que confrontaron a Ezequiel, afirma que hay una forma de detener la maldición. Dice que la sombra no es solo un eco de Ezequiel, sino un portal a algo mucho peor. Para sellarlo, alguien debe subir al campanario durante una tormenta eléctrica y tocar las campanas tres veces mientras sostiene una cruz de hierro forjada en el pueblo.

Nadie ha tenido el valor de intentarlo. La última tormenta que azotó San Ánimas ocurrió hace un mes, y las campanas sonaron solas durante toda la noche, incluso cuando nadie estaba allí.

Ahora, el pueblo vive en un constante estado de miedo. Las calles están desiertas después del anochecer, y muchos han comenzado a abandonar San Ánimas, dejando sus casas y pertenencias atrás. Pero los que se van no están a salvo, pues algunos aseguran haber visto la sombra del campanario aparecer en sus nuevas localidades, siempre al acecho, siempre esperando.

¿Y tú?

Si alguna vez escuchas campanas sonar a medianoche, mira a tu alrededor. Quizás, solo quizás, la sombra del campanario ya te está buscando.

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