La sombra del Redentor

En un pequeño pueblo de la antigua región de Judea, se cuenta que el día de la crucifixión de Jesús, la tierra misma pareció gemir de dolor. Según la leyenda, al mediodía, cuando el cielo se oscureció, una figura oscura apareció en las montañas cercanas.

En un pequeño pueblo de la antigua región de Judea, se cuenta que el día de la crucifixión de Jesús, la tierra misma pareció gemir de dolor. Según la leyenda, al mediodía, cuando el cielo se oscureció, una figura oscura apareció en las montañas cercanas. Era una sombra alta y alargada, con forma humana, que se proyectaba desde el suelo sin fuente aparente.

Los habitantes del pueblo, aterrados, corrieron a esconderse en sus hogares, mientras los más valientes subieron a las colinas para investigar. Uno de ellos, un anciano llamado Samuel, relató que la sombra no era maligna, sino que parecía cargar una tristeza infinita. Cada paso que daba resonaba como un lamento, y su presencia hacía florecer pequeñas flores blancas en las grietas del suelo árido.

Se dice que la sombra del Redentor simbolizaba el sacrificio de Jesús y su conexión eterna con la humanidad. Según el mito, aquellos que se atrevían a seguir la sombra hasta el final del día eran bendecidos con un profundo entendimiento del amor divino, pero también con el peso de su propio arrepentimiento.

Hoy en día, cada Viernes Santo, algunos peregrinos suben a las colinas buscando señales de la sombra. Creen que, si la ven, recibirán una oportunidad para reconciliarse consigo mismos y con los demás.

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